Un año en la vida de cualquier ser vivo, aunque no sea humano, como LA GACETA, es mucho tiempo y este diablo cojuelo ha levantado los tejados de muchos patricios que habían hecho de la política o los sindicatos un cenagal. Este diario, además, ha sido testigo del mayor descalabro de la economía española, sin parangón con ningún otro periodo desde nuestra Guerra Civil. Pasemos por alto la pérdida de valores morales, identitarios o de soberanía nacional para centrarnos en las cosas de comer y los análisis coinciden en que ha sido un verdadero desastre.
Jamás se había visto un agujero tal en las cuentas públicas, con una deuda de seiscientos mil millones de euros, que se dice pronto, y que duplica la que encontró este gobierno al principio de la legislatura. Ha sido el año de los récords para olvidar, el de mayor déficit, el de mayor destrucción de empleo, el de mayor pérdida de derechos sociales, el de mayor cierre de empresas, el de mayor riesgo de suspensión de pagos, el del descrédito internacional…, y así, suma y sigue.
Este gobierno ha generado 1.500 desempleados diarios desde el pasado 21 de octubre de 2009. Más de 522.000 nuevos parados, seis estadios como el Santiago Bernabéu llenos hasta la bandera. Tan sólo tres meses se han salvado de la quema (abril, mayo y junio) a costa de enterrar en sucesivos “Planes E” quince mil millones de dinero público. Provincias entera podrían haber desaparecido, mes a mes, como el pasado enero, con 124.890 nuevos parados. Entre agosto y septiembre ya superamos otra vez los cien mil “oferentes de empleo” y la EPA del tercer trimestre será otro jarro de agua fría sobre unos PGE que reconocen su incapacidad para crear empleo. La guinda la pone el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, que se manifestó el día de la huelga general del brazo de los sindicatos en contra de la reforma laboral. Pues tendrá que explicarse, a no ser que por sentarse en el Consejo no le importe suceder a Corbacho como el ministro del paro bis.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 21 de octubre de 2010
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