El presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, ha acuñado una frase que define la política económica del presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, y de la vicepresidenta de Economía, Elena Salgado: «Con amigos así no necesitamos enemigos». Lo mismo debe pensar el flamante secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, al ser desautorizado por su jefa por defender la reforma laboral. En el almuerzo al que asistió el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y en el que dijo que España no tiene capacidad para endeudarse más y que hay que reformar el mercado de trabajo y abaratar el despido –en coincidencia con lo que mantiene el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez–, la comidilla estaba en el papelón del ilustre profesor del IESE. Los empresarios que no hacen economía de salón no entienden cómo se puede envainar la espada de las convicciones con tanta facilidad. Pero la erótica del poder es así y torres más altas han sucumbido al encanto de Rodríguez Zapatero. Ahora lo que importa es desacreditar a MAFO y hacerse la foto del diálogo social en la escalera de la Moncloa. Zapatero, Salgado, Corbacho, Díaz Ferrán (de invitado de piedra), Toxo y Méndez quieren irse de vacaciones con un acuerdo de mínimos que garantice una pírrica paz social para los que no han perdido su empleo y el limbo para casi cinco millones de parados.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Razón (Madrid) el 24 de junio de 2009
Foto: Roger Kirby
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