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La PIBA y las pensiones

Las ocurrencias del Gobierno en materia económica podrían llenar un capítulo del Guinness de los récords. Desde el compromiso de pleno empleo en el programa electoral hasta las fanfarronadas de superar en PIB a Italia y en renta per cápita a Francia. De negar la crisis a hacer pagar sus consecuencias a las clases sociales más débiles. De ir al baile del brazo de los sindicatos al vodevil de la huelga general. De negar el saludo a la bandera americana a poner nuestras cuentas bajo su tutela y la del FMI. Del juego de la silla del G-8 a mirar, como la zorra, las uvas inalcanzables.

Cuando creíamos que la sarta de tontunas había sido colmada por Leire Pajín al decir que “el PIB es masculino, es claramente masculino, y por tanto el cambio estará en el momento en que las decisiones importantes estén tomadas también por las mujeres”, llega Elena Salgado y justifica que tengamos el paro más alto de la OCDE porque ha crecido la población activa. U otras lumbreras que justifican el desempleo porque las mujeres también demandan un puesto de trabajo. Si este Gobierno denigra los indicadores económicos clásicos, como el PIB o la Renta,  tampoco puede escudarse en ese engendro de los economistas progres que es el BEN (Bienestar Económico Neto), que mide la calidad y la felicidad de los ciudadanos frente a la mera producción de bienes y servicios. A tenor de las encuestas, de los rankings internacionales o de las pitadas a Zapatero no parece que los españoles estén satisfechos con su suerte.

Ahora van a meter mano a las pensiones, la última gran reforma social del Gobierno socialista. El mismo Zapatero que impide que las propuestas de la oposición se debatan en el Parlamento y dinamita el Pacto de Toledo con una rebaja unilateral pide ahora árnica a Rajoy para buscar un consenso. Quizá todo sea un problema de género y haya que hablar de las “pensionas” o igual va la ministra o alguno de sus acólitos y dice que la culpa la tienen los viejos porque se mueren más tarde.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 14 de octubre de 2010

http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/piba-y-las-pensiones

Zapatero manostijeras

Zapatero se ha tragado con mástil incluido su desplante a la bandera americana. Obama le ha recordado quién manda aquí y le ha dado una lección de economía en veinte minutos. Los experimentos con gaseosa, como le espetó Eugenio D’Ors a un camarero tan bisoño como ZP que derramó una botella de champagne sobre su chaqueta. ¿Se acuerdan cuando Zapatero negaba la crisis? ¿Se acuerdan cuando Zapatero daba clases de economía al G-20? ¿Se acuerdan cuando la vicepresidenta De la Vega desautorizó al secretario de Estado Carlos Ocaña porque habló de congelar los salarios de los funcionarios?

Hasta aquí hemos llegado y lo que no ha sido capaz de conseguir una oposición timorata y unos partidos nacionalistas egoístas lo ha conseguido Obama, el mayor contribuyente del FMI, y Merkel, la mayor contribuyente de la Unión Europea. EE.UU. y Alemania se rascan el bolsillo para salvar “in extremis” economías manirrotas como la española y eso les da derecho de veto. La poca soberanía que nos quedaba tras nuestro ingreso en la UE la ha dilapidado Zapatero. Ahora nos harán las cuentas y podemos ahorrarnos seis meses de debates de los Presupuestos en el Congreso. Durante los próximos años España va a ser un protectorado de los organismos internacionales.

Los paganos de la crisis por la ineptitud de este Gobierno serán  los de siempre: funcionarios, pensionistas, madres, dependientes, parados y enfermos. Se acabó la fiesta, pero de pedir perdón a los españoles, a los cuatro millones y medio de parados, nada de nada. Lo peor, que estas medidas para evitar la bancarrota retrasarán la recuperación, y sin recuperación no hay empleo, y sin empleo habrá déficit…, y con déficit no cumpliremos el nuevo plan de estabilidad y habrá que dar otra vuelta de tuerca. Rajoy quiere que Zapatero se consuma en su propia salsa y que la calle, tras la ruptura del idilio con los sindicatos, abone el terreno para presentar una moción de censura o pedir la convocatoria de elecciones anticipadas.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid) el 13 de mayo de 2010