Si ha habido un periodo de especial intensidad en el debate económico ha sido, precisamente, esta decena de marzo. Los cuatro jinetes del Apocalipsis: paro, inflación, solvencia y deuda han desfilado por el hipódromo nacional. Y ante tal cúmulo de noticias, ¿cuál ha sido la voz autorizada del PP? Basta repasar la hemeroteca para comprobar que el PP no considera prioritario un portavoz de economía único que cuente con la confianza de Rajoy. Cristóbal Montoro, motu propio o por imposición de Génova, ha rebajado su perfil a las intervenciones estrictamente imprescindibles en el Congreso. Las apariciones estelares se reservan para Cospedal o Sáenz de Santamaría, el portavoz González Pons, o el propio Rajoy, con mensajes simples de corte electoralista. Contrasta esta falta de liderazgo económico en el PP con la multiplicación de actos de marcado contenido financiero, laboral o energético en FAES con la asistencia de Aznar. La duda es si FAES llena el vacío que deja el PP ante el fuerte contenido de sacrificio social que impregna muchas de estas reformas.
Además del Observatorio (con aportaciones de Toribio, Feito y Fernández), que preside Velarde, y de los indicadores económicos que reflejan mensualmente los incumplimientos del Gobierno, FAES ha publicado en las últimas semanas tres documentos de interés sobre gasto público (Gómez-Pomar y Elorriaga); cajas de ahorros (Fernández) y energía (Navarrete y Mielgo), cuyo presentador de lujo fue Manuel Pizarro.
La cuestión que devora a nuestra modesta milla de oro es que si un inversor quiere conocer de primera mano lo que piensa el PP ¿con quién tiene que hablar? A bote pronto le remitirán a Rodrigo Rato o a Luis de Guindos, pero ambos están ocupados en otros menesteres privados de gran calado y alta remuneración. La pregunta del millón es si Pizarro vuelve a ser un interlocutor válido en el PP, ahora que la realidad le ha dado la razón frente a Solbes, o hay que esperar a que el PSOE pierda las elecciones para conocer al tapado de Rajoy.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid) el 12 de marzo de 2011
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/%E2%80%98tapado%E2%80%99-rajoy-20110312
La vicepresidenta del Gobierno Elena Salgado tiene una oportunidad de oro para encauzar las relaciones entre el Gobierno y los fabricantes de automóviles, cortocircuitadas por no se sabe qué mal entendido con el ministro de Industria Miguel Sebastián. A diferencia de otros países España no tiene marcas propias pero la producción de automóviles se ha convertido en un sector estratégico con cientos de miles de empleos. Esta industria es crucial en varias comunidades autónomas y a la sombra de la misma se ha creado una próspera industria auxiliar que es pionera en innovación y encabeza nuestras exportaciones. Será cuestión de echar cuentas pero vale la pena saber si es preferible tener a doscientos mil empleados sometidos a expedientes de regulación de empleo o atender la reclamación de los fabricantes de automóviles que piden ayudas directas de poco más de mil euros para incentivar la venta de coches. Los planes que ha diseñado hasta ahora Industria han sido un completo fracaso y lo que es peor los representantes del sector no reconocen a Miguel Sebastián como interlocutor y apelan directamente al presidente del Gobierno. A la vista de las ingentes cantidades de euros que se han puesto a disposición de la banca huelga presentar las ayudas al sector del automóvil como injustas o discriminatorias cuando otros países como Estados Unidos, Francia o Alemania han habilitado presupuestos especiales a este fin.

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