La crisis ha golpeado a todos los Estados, pero hay muchas maneras de salir de ella. En las dos naciones locomotoras del mundo la receta es radicalmente distinta de la española. En Estados Unidos prima la flexibilidad laboral que permite ajustar la producción a la demanda con mucha más facilidad que en Europa. En Alemania, la receta de Angela Merkel es bajar los impuestos. Según la canciller federal alemana, que no hace demagogia con la política de género, bajar sustancialmente los impuestos en la próxima Legislatura es la «forma sensata» de favorecer el crecimiento económico y sacar así al país de la crisis.
Se podrá estar más o menos de acuerdo con las ideologías de izquierdas o de derechas, pero basta comparar el paro de Alemania o de España para reflexionar acerca de si no estaremos en la senda equivocada. Cuando la suma del paro de Italia y Francia equivale al de España, o cuando comprobamos que el índice de desempleo es en el país germano del 8%, en Japón del 5,2% y en España del 18%, hay motivos sobrados para que el Gobierno examine su política económica.
El «aterriza como puedas» de Zapatero se ha traducido hasta ahora en más desempleo y más déficit y, a partir de este verano, en subidas de impuestos. Exprimir al contribuyente haciendo caer sobre los ciudadanos el peso de la crisis no parece la mejor solución para inspirar confianza.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Razón (Madrid) el 1 de julio de 2009
Foto: Dariusz Rompa
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