La presencia de Jordi Pujol en el Foro de la Nueva Sociedad en el ciclo sobre los Treinta años de Democracia no defraudó a los asistentes que de buen grado hubieran continuado más allá del horario previsto escuchando al viejo político catalán. ¡Qué gran diferencia con el actual presidente de la Generalitat, Montilla…! se podía escuchar al final del acto. Pujol hizo un balance positivo de estos años y destacó la colaboración que prestó a todos los presidentes del Gobierno de la transición, desde Adolfo Suárez a Aznar.
Consideró que el gran logro de la democracia, más allá de la recuperación de las libertades y el autogobierno, ha sido la creación de una gran clase media que es la que da estabilidad a las naciones. Consideró resueltos, más o menos, los problemas seculares de la Agricultura, la Iglesia (esta última con reparos) y el Ejército. Y sobre la actual crisis económica dijo que es cierto que nuestro sistema bancario es sólido, pero que en este momento está paralizado y eso no nos sirve de mucho.
Pujol se mostró partidario de aceptar como un mal menor el déficit público, siempre que se destine a infraestructuras y no a incrementar el consumo, por que en este caso gastaremos este recurso excepcional sin que haya servido para nada. Fue especialmente crítico con el Gobierno del PSOE y con la oposición y fue terminante a la hora de afirmar que se está engañando a Cataluña y que en esta comunidad existe una gran desconfianza ante las instituciones, especialmente el Tribunal Constitucional.
Sobre la sentencia que se espera en los próximos meses sobre la constitucionalidad del Estatuto dijo que habrá que acatarla pero que si es como parece que va ser se obligará a la sociedad catalana a decir que no está de acuerdo y ello empeorará las relaciones con el resto de España. Finalmente, sobre los expedientes de Nissan y sus repercusiones sobre la economía catalana, recomendó a Montilla vaya cuanto antes a Japón y que ponga dinero encima de la mesa, por que el sector del automóvil es un sector estructural del que depende gran parte del tejido social de su ámbito de influencia.
No obstante la dureza de algunas de sus afirmaciones y sus opiniones sobre el Estatuto y España, no le faltó a Pujol su habitual «seny» catalán y un tono de viejo estadista que se echa en falta en los políticos actuales.
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Los agentes sociales toman posiciones ante la crisis
El presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, ha afirmado que «ha llegado la hora» de que el Gobierno «se conciencie de que ésta es la peor crisis que ha pasado el mundo occidental» y, por lo tanto, «ante problemas excepcionales», tome «medidas excepcionales», entre ellas un «un abaratamiento» del despido». Díaz Ferrán ha reconocido que hay muchos temas que hablar con los sindicatos y muchos aspectos que flexibilizar, entre las que la patronal incluye «un abaratamiento» del despido para situarlo al nivel de los países del entorno de España. El Ibex 35 cerró con una subida del 2,93%, la primera desde la histórica subida del pasado viernes, hasta los 11.438 puntos.
Las Bolsas europeas también subieron, aunque algo menos que el Ibex y el Dow Jones mejoraba también con fuerza a media tarde. Es la respuesta de los mercados a las expectativas de inminente aprobación del plan de rescate estadounidense. Los grandes valores del Ibex protagonizaron algunas de las mayores ganancias. Iberdrola subió el 5,16% y Repsol-YPF repuntó el 4,85% gracias a los rumores corporativos. La banca también terminó con ganancias con subidas del 4,79% de Bankinter, del 3,5% para Santander y del 3,06% para BBVA.
En el lado negativo hay que apuntar que el déficit comercial español aumentó el 8,4% en los siete primeros meses del año y sumó 59.514 millones de euros debido al continuo encarecimiento del petróleo. No obstante, el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, en su comparecencia en el Senado, ha calificado de «magnífico» el comportamiento de las ventas exteriores en julio según el cómputo interanual, es decir, comparadas con las del mismo mes del año anterior. Las exportaciones crecieron «por encima del 12%, cifra muy significativa, dado el contexto de ralentización económica internacional», y han contribuido por primera vez en diez años en el segundo trimestre con 0,3 puntos al crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB).
Joaquín Almunia: «Todos sabemos las reformas que hay que hacer, pero lo que no sabemos es cómo ganar las elecciones al día siguiente»
Preguntado por las medidas que pueden adoptar los reguladores o los gobiernos, dijo que no hay BOE capaz de borrar de un plumazo las consecuencias de la crisis, aunque hay que profundizar en la transparencia de las entidades financieras, evitar los errores que se han cometido en la gestión de riesgos y lanzó una dura crítica a las agencias de rating (lo mismo hizo ayer Emilio Botín al recibir un premio de la Asociación de Directivos de Comunicación) que han hecho muy mal su trabajo. También se deben modificar los criterios de contabilidad y coordinar mejor la supervisión de los mercados financieros, incluso recurriendo a un regulador global.
Respecto a las decisiones que pueden adoptar los Gobiernos, la receta del comisario es la disciplina presupuestaria, aunque en este caso lanzó un capote al Gobierno de Zapatero al insistir en que España no debe preocuparse por presentar déficit este ejercicio y el próximo. «El problema -añadió- es superar el 3 por 100 de déficit y se mostró partidario de introducir en el mercado de trabajo mayor flexibilidad compensada con mayor seguridad. José María Fidalgo de CC.OO., que estaba en la mesa presidencial, no quiso dar su opinión al respecto, anunciando que lo haría en su intervención en este mismo foro, que está prevista para el próximo lunes. Añadió además, adelantándose a alguna de las preguntas, que «nadie en la UE pone en cuestión las medidas que está llevando a cabo el Banco Central Europeo, cuyas decisiones nos han dado estabilidad y han permitido crecer más y mejor. La espiral inflacionista sólo produce más paro y menos futuro para todos».
Cosechó aplausos de la concurrencia, casi todos empresarios, ex altos cargos socialistas y algunos representantes del PP, como Cristóbal Montoro, cuando dijo que acepta la ayuda del Estado cuando hay riesgo para el sistema, pero siempre que estas ayudas no signifiquen socializar las pérdidas y privatizar los beneficios. «Como socialista no lo puedo aceptar», dijo. Preguntado sobre su percepción de la crisis, confesó que en julio de 2007 ya dijo que la situación era insostenible, más grave que la crisis de las punto.com del año 2000.
Pero quizá su manifestación más contundente se la dirigió al presidente de la patronal Diaz Ferrán de quien dijo que sus declaraciones pidiendo al gobierno un paréntesis en la economía de mercado le parecían desafortunadísimas y que seguro que el presidente de la CEOE estaba arrepentido. Ante una pregunta de Cristóbal Montoro que aburrió al personal Almunia se ratificó en que el modelo europeo es mejor que el americano y que prefiere leer las noticias de Europa en el Financial Times antes que las de Estados Unidos en el Wall Street Journal, lo que no dejó de ser una provocación, ya que el pagano del almuerzo en el Ritz era, precisamente, el Wall Street Journal. Respecto de la jornada laboral que la Comisión quiere elevar por encima de las sesenta horas semanales, muy lejos de las cuarenta que el propio Almunia aprobó cuando era ministro de Trabajo, dijo que, en su opinión, no prosperará. Fue enérgico al afirmar que nadie debe echar por la borda lo que se ha conseguido, ni despreciar lo que tenemos, y que el pacto de estabilidad no debe romperse. Terminó con una frase sobre la crisis que, al menos, arrancó una sonrisa a los asistentes: «Todos sabemos las reformas que hay que hacer, pero lo que no sabemos es cómo ganar las elecciones al día siguiente».
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