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Francisco González (BBVA) prefiere la intervención del Estado a la nacionalización

1142448_thinking_about_money_2El  presidente de BBVA, Francisco González, ha afirmado en la Coferencia internacional de ABC que «es mejor intervenir que nacionalizar» los bancos. En su opinión, las intervenciones son un proceso mucho más rápido, que permite separar los activos buenos y que éstos vayan a los jugadores fuertes. En su opinión, el sistema financiero tendría que «estar preparado» para abordar estas actuaciones de forma rápida y eficaz, y lograr que tuvieran los menores impactos negativos sobre el conjunto de las entidades. Ha abogado por utilizar el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) para sanear entidades, si bien ha insistido en la necesidad de que las ayudas sean temporales y condicionadas a un plan de reestructuración. «En España hasta ahora no ha habido problemas de solvencia, pero la duración y profundidad de la crisis determinará que haya problemas de solvencia en algunas entidades, por lo tanto hay que estar preparado para evitar el mayor impacto», ha aseverado.

Tras recordar que BBVA no ha hecho uso de esas ayudas, Francisco González ha considerado que medidas como la creación del Fondo para la Adquisición de Activos o los avales públicos para la emisión de deuda tendrán un impacto positivo y contribuirán a limitar la desaceleración del crédito, aunque ha destacado que «aún es pronto» para valorar sus efectos. Sobre el objetivo de estas medidas para hacer frente a la restricción de liquidez, González ha defendido en cualquier caso que «un banco responsable no puede conceder créditos más allá de lo que la prudencia exige», ya que, en caso contrario, haría «un flaco favor» a sus clientes y comprometería su solvencia y el futuro de sus accionistas. «Sería inútil y contraproducente forzar la máquina del crédito», ha defendido. Francisco González ha añadido que «financiar un mal proyecto no genera riqueza ni empleo estable: sólo detrae recursos que se emplearían de forma productiva en otros proyectos más sólidos».

El presidente de BBVA, Francisco González, apostó por un pacto nacional para actuar sobre la crisis a largo plazo, que incluya  un acuerdo entre Gobierno y oposición. El presidente de BBVA aseguró que la crisis está por encima de lo que pueda hacer el Gobierno, y brindó todo su apoyo al Ejecutivo en la búsqueda de un acuerdo conjunto para superar la actual coyuntura económica. Francisco González  pidió que se cree un «supervisor único» y común para todos los bancos europeos, un «regulador» que, según dijo, debería estar «próximo» al Banco Central Europeo (BCE).

Durante su intervención en la V Conferencia Internacional de ABC Francisco González expresó la necesidad de que el sistema financiero aplique «un enfoque global» para salir de la actual crisis. El presidente del BBVA dijo que el origen de la crisis tuvo «mucho que ver con una supervisión deficiente» y apostó por una salida común basada en la «transparencia», la «prudencia» y las «soluciones conjuntas». En su ponencia, recordó que la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos «ha cambiado el mapa bancario internacional», ya que varias grandes entidades han desaparecido mientras que otras han sido nacionalizadas. Aunque la crisis comenzó hace aproximadamente dos años, señaló que es ahora cuando estamos viviendo «la segunda parte», que, según explicó, se define por un fuerte aumento de la morosidad en los balances de las entidades financieras y una «enorme reducción de la actividad económica».

Zapatero en su travesía del desierto

1143471_camelsEl presidente del Gobierno comienza a hacer su travesía del desierto y a reconocer las verdades del barquero -no las del banquero- que hasta ahora se ha negado a aceptar para que no le enturbien el paisaje. Como decimos en periodismo a los becarios, para que hagan todo lo contrario ¡natuaralmente!,: «no dejes que la realidad te estropee un buen titular…» La crisis, aunque la vida sigue y no todo el mundo está en paro, ni le han denegado un crédito, ni se ha arruinado, etc., presenta cada vez su lado más oscuro porque ahora está llegando a la calle y los cerca de cuatro millones de parados (contando a los que por unas razones o por otras excluye el INEM) se dejan ver por las calles. Las primeras palabras del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en su comparecencia en el Congreso en el pleno extraordinario sobre la crisis  han ido destinadas al recuerdo de lo que «se esconde detrás de los números», en referencia a los más de tres millones de parados. «No hay nada más importante que acertemos» en las medidas a adoptar, ha asegurado Zapatero, que ha hablado de «combate» al referirse a la lucha contra el paro. Pero con el pecado va la penitnecia y si antes veía luz al final del túnel, ahora reconoce que «aún no hemos tocado fondo», para definir la situación de crisis financiera global. «Podemos anticipar que España está en recesión en el último trimestre del año pasado» y «es en el mercado laboral donde la crisis muestra su faz más negativa e inquietante», ha dicho Zapatero antes de repasar con datos la repercusión de la crisis en el mercado laboral. Zapatero, que ha recordado de nuevo que los analistas erraron en sus previsiones, ha denunciado los efectos sobre «ciudadanos de todo el mundo» de la «codicia ilimitada» de quienes se han aprovechado de la mala regulación de los mercados.

El presidente confirmó que el Ejecutivo está estudiando una fórmula para «mantener e incrementar la cobertura de la prestación por desempleo, sea cual sea el número de parados» que alcance el país en esta crisis. Zapatero anunció que el próximo Consejo de Ministros acordará reducir los gastos no financieros del Estado en 1.500 millones de euros para destinarlos a otras partidas «fuertemente afectadas» por la crisis, como las prestaciones por desempleo. Lo malo es que con esa cantidad no siquiera se cubre el déficit del año pasado, pero es lo que hay.

Como mal de muchos consuelo de tontos, los ojos de los políticos a este lado del Atlántico se dirigen hacia Estados Unidos, pendientes de si allí aciertan con las medidas y la ola anticrisis llega hasta a Europa. El Senado americano aprobó un plan de estímulo económico de 838.000 millones de dólares, texto que habrá de unificarse con el aprobado por la Cámara de Representantes antes de ser enviado a la Casa Blanca. Con 61 votos a favor  y 37 en contra, los senadores aprobaron su versión del plan de estímulo. El Gobierno de EE.UU. dirigido por Barack Obama ha definido su programa, basado en tres puntos, para ayudar a los bancos que se han visto duramente afectados por la crisis. El plan de rescate busca limpiar hasta 500.000 millones de dólares en activos «basura» de poder de los bancos y respaldar 1 billón de dólares en nuevos préstamos a través de un programa expandido de la Reserva Federal. El llamado Plan de Estabilidad Financiera, desarrollado por Geithner también destinará 50.000 millones en un rescate federal para tratar de evitar impagos inmobiliarios y suavizar el impacto de la crisis que ahora asola a la economía en su conjunto.