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Según Blanco, el PP, está instalado en la demagogia más absoluta

El ministro de Fomento, José Blanco, señaló hoy en el Fórum Europa que «sería deseable un acuerdo sobre pensiones con el PP», aunque admitió que «es difícil, porque está instalado en la demagogia más absoluta». Ve difícil un acuerdo sobre pensiones con el PP, «porque está instalado en la demagogia más absoluta»

Durante su intervención en el acto, organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum, Blanco explicó que, al igual que con el mercado de trabajo, el PP pide reformas pero no explica cómo deben hacerse.

“Es difícil poder llegar a acuerdos cuando uno se instala permanentemente en el objetivo de que haya elecciones cuanto antes y cuando el único que tiene prisa es Rajoy, que teme perder el tren de la crisis y que se esfumen sus posibilidades de llegar a La Moncloa”, añadió.

Sobre las negociaciones con los sindicatos y los empresarios, José Blanco destacó que “un acuerdo sería muy positivo para la credibilidad, la confianza y la solvencia de España”.

A este respecto, el titular de Fomento afirmó que “el acuerdo de 1985 fue muy positivo, ya que garantizó la sostenibilidad del sistema durante 40 años, y un acuerdo ahora lo haría para los próximos”.

“Hacemos un esfuerzo todos los días y todas las noches para poder sustanciar un acuerdo sobre pensiones, negociación colectiva y políticas activas de empleo”, apostilló el ministro.

Por su parte, el presidente de la patronal madrileña CEIM, Arturo Fernández, presente también en el Fórum Europa, indicó que “las negociaciones van en buen camino” y aseguró que confía en un acuerdo “antes del viernes”.

(Nueva Economía Fórum)

Quién cree a España

Tiene razón el Gobierno, Irlanda no es España y los mercados nos penalizan por el miedo al contagio. Pero también tiene razón la oposición cuando avisa de que la política económica necesita un cambio de timón que nos saque de este pelotón de los torpes junto con Grecia, Irlanda y Portugal. No es lo mismo el 30% de déficit de Irlanda que el 9,3% de España; ni es equiparable el PIB ni otros datos macro, pero tampoco es lo mismo el 10% de paro de estas naciones señaladas como apestadas y el 20% de nuestro país. Puede que España no corra riesgo de muerte súbita, pero está en la UVI con un encefalograma económico plano. Sin crecimiento no hay vida y sin vida no hay empleo, y el paro se lleva por delante lo mejor de nuestros recursos.

Hace una década, las economías más fuertes de Europa, especialmente el eje franco-alemán, plantearon la Europa de dos velocidades. Aznar encabezó la rebelión de los países periféricos frente a esta ley del embudo que pretendían imponer los países ricos. España hizo un esfuerzo ímprobo por cumplir los criterios de convergencia y ascender a la primera división del euro. Casi todo lo conseguido se ha tirado por la borda dando la razón a aquellos que preconizaban una división de segundo rango para españoles, portugueses y griegos.

La pelota está hoy en el tejado del Gobierno. Los mercados nos miran con lupa y quieren hechos y no palabras. Esta semana hemos tenido un ejemplo en el Encuentro Financiero organizado por Caja Madrid. El Gobernador del Banco de España presentó un análisis claro, concreto y con fecha de caducidad sobre el sector financiero. Rajoy denunció la “pasividad” y la “inacción” del Zapatero. Rato explicó que no hay confianza en la economía porque no la hay en el Gobierno. Por su parte, el ministro de Fomento, José Blanco, volvió a ofrecer un millón de puestos de trabajo verdes ante el estupor general.

Artículo publicado en el diario LA GACETA (Madrid) por Jesús F. Briceño, el 18 de noviembre de 2010

http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/quien-cree-espana

Zapatero, sin crédito

Conocen la crisis por los periódicos o quizá a través de algún familiar, como Casillas, pero no la sufren en sus carnes. Los tres ex ministros de Economía del PSOE, Boyer, Solchaga y Solbes dan recetas sobre España con la frialdad del forense que disecciona un cadáver.

Terminada la clase cada cual a su nicho de oro. Los tres se lamentan de que no podamos devaluar la moneda, ese arma secreta de los Gobiernos que nos hace más pobres con nocturnidad y alevosía, pero salva la balanza de pagos. Los tres tenores de la economía son expertos en ajustes duros pero a Zapatero ni tocarlo, sólo algún pellizco de monja. Los culpables de la crisis son Merkel y Rajoy. La primera, por cargar sobre la deuda de España las consecuencias de la reunificación alemana, y el segundo –según José Blanco–, por antipatriota.

Zapatero acude este fin de semana al gran examen de Europa. Los eurócratas saben que es un presidente desacreditado y pretenden cebarse con España, aunque otros países tienen el techo de cristal. A Salgado le han mandado volver en septiembre con un recorte adicional del déficit. Pintan bastos en Bruselas y quieren poner de rodillas a España con el chantaje del fondo de rescate de la UE o del FMI. A lo que UGT y CC OO responden con una huelga general másIVA en septiembre y no con mayor productividad. Zapatero reconoce que su Gobierno no genera credibilidad. La prima de riesgo alcanza máximos el día que presenta una reforma laboral con despido barato y tramitación política incierta.

Los mercados son voraces y no cejarán en su acoso hasta que el Gobierno humille y se declare insolvente o mande un mensaje inequívoco de firmeza y austeridad. Rato pide que se acabe con el goteo y se pongan todas las medidas encima de la mesa para ganar la confianza perdida. Zapatero está amortizado, pero aún tiene el futuro de España en sus manos, aunque ya lo ha dicho Solchaga: los líderes actuales no están a la altura de las circunstancias.

Artículo de Jesús F. Briceño publicado en La Gaceta (Madrid) el 17 de junio de 2010

Blanco, vicepresidente in pectore

El ministro de Fomento, José Blanco, es un mirlo que hace honor a su nombre en esta isla de las especies digna de Darwin en que se ha convertido el Gobierno Zapatero. Es para muchos el ministro revelación y sorprende que hasta para responder en el Congreso lo haga  más con cifras y datos que con descalificaciones innecesarias. Eso sí, los fines de semana se pone el gorro de vicesecretario general del PSOE y se convierte en pepiño para arrear estopa al PP, igual que en la famosa novela de Stevenson sobre el Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

Blanco, nada más ser nombrado ministro, mostró su seña de identidad al sentarse con Esperanza Aguirre y, dejando de lado la confrontación política, abordaron el plan de infraestructuras para evitar el estrangulamiento de la capital al que le había condenado su antecesora Magdalena Álvarez. Y así siguió con todas las CCAA, bien fueran del PP o del PSOE.  El recorte presupuestario de cincuenta mil millones de euros que el Gobierno ha comprometido en los próximos tres años para reducir el déficit ha pillado a Fomento con el pie cambiado. La congelación del sueldo de los funcionarios o el recorte de cargos públicos no aporta volumen suficiente de ahorro para cumplir este compromiso y esto supone menos dinero para obras públicas, fundamentalmente carreteras y el AVE. Blanco ha dicho que las inversiones en alta velocidad no se tocan y propone un plan imaginativo de colaboración pública y privada para el resto de los proyectos, muy celebrado por los constructores.

Tras la inmolación de Corbacho en la pira de la reforma laboral y el pensionazo y el ninguneo al que se ven sometidas las dos vicepresidentas, Blanco se erige como el único interlocutor válido de la nueva comisión del pacto contra la crisis. Su pulso con los controladores y el recorte de altos cargos que anunció ayer en el Congreso son un aviso tanto a Rajoy como a Zapatero. Este gallego es un pequeño Maquiavelo que quiere llevarse el gato al agua, y no precisamente el de nuestro admirado Antonio Jiménez.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 25 de febrero de 2010