En julio las empresas cumplen los requisitos legales del depósito de cuentas en los registros mercantiles. Imaginemos que España S.A. es una de estas empresas con más de cuarenta millones de accionistas y tres millones y medio de trabajadores. Su presidente, Rodríguez Zapatero, tiene un contrato por cuatro años y dirige un consejo de administración con una veintena de ejecutivos a cuyo frente figura la consejera delegada Fernández de la Vega.
La crisis ha golpeado con fuerza a España S.A. y sus acciones se han devaluado en los mercados, incluso cinco millones de títulos han perdido todo su valor, pasando de una cuenta de resultados con beneficios a una situación de pérdidas. La ejecutoria de Zapatero ha estado presidida por la improvisación y sus directores generales de Finanzas, Solbes y Salgado, han modificado los objetivos del ejercicio tras varios profit warnings (avisos al mercado de que no se cumplirán las previsiones) lo que provocó un recorte en la calificación de las agencias de rating.
Las pérdidas del ejercicio 2008 han sido de 41.874 millones de euros y las estimadas para el presente ejercicio superarán los 100.000. La deuda acumulada por España S.A. al final de 2009 rondará los 600.000 millones de euros. Una de las decisiones más polémicas ha sido transferir fondos a una de las sucursales, Cataluña, que además compite con la matriz. ¿Si ésta ha sido la gestión, de verdad merecen subirse el sueldo en 2010?
Artículo publicado por Jesús Fernández Briceño en el diario La Razón (Madrid), el 22 de julio de 2009
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