El Gobierno tiene una patata caliente con las participaciones preferentes que afectan, sobre todo, a Bankia, Novagalicia y Catalunya Caixa. Tampoco hay que olvidar que la mayoría se negociaron durante el mandato de Zapatero en la Moncloa y de Fernández Ordóñez en el Banco de España. Es un secreto a voces que las preferentes se colocaron por las cajas saltándose las más elementales normas de prudencia. Es verdad que a los ahorradores les hacían campanillas en los oídos eso de un 7 por 100 si riesgo. Y lo cuento así porque a mí también me las intentaron colocar con la coletilla de que no habían fallado nunca… ¡Menuda bicoca!
Hace unos días tuve que hacer unas gestiones en Bankia y delante de mí una pobre mujer trataba de explicar al apoderado de la sucursal, entre sollozos, que le habían arruinado la vida y que habían destrozado sus ahorros y los de su familia. Era el mismo que me dijo hace años que eso de las preferentes era un valor seguro y, además, que Caja Madrid era una de las entidades más sólidas del mercado. Ahí está el problema con estos títulos, y es que aunque legalmente el banco o la caja tienen razón en no pagar e, incluso, en volatilizar la inversión si no hay beneficios, en la mayoría de los casos los clientes han sido burdamente engañados.
Ahora se ha creado una comisión fundamentalmente entre el PP, PSOE, Banco de España y CNMV que no va a servir para nada, ya que la decisión está en un acuerdo entre Rajoy y Rubalcaba para enmendar lo que ellos mismos han provocado por acción u omisión. La vía judicial, el canje o el arbitraje a través de KPMG son soluciones técnicas que no darán satisfacción a los 150.000 afectados. Con quita o sin ella hace falta una solución política que para eso les pagamos el sueldo.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 3 de febrero de 2013
Imagen: Logopress
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