El cuaderno azul -o mejor rojo- de Zapatero es inescrutable y si ya envió un mystere a Egipto para destituir al ministro de Cultura, Molina, y sustituirlo por Sinde, también puede enviar este verano una flotilla para recoger los despojos de su Gobierno. Ahora toca el Debate sobre el Estado de la Nación con una oposición apocada que no termina de hincarle el diente a una fiera que se crece en el castigo y otea el horizonte de la aprobación de los Presupuestos a cambio de cromos -léase Diputaciones con el PNV- y maquillaje de la Ley Orgánica del Poder Judicial -léase abstención de CiU-.
El goteo de catástrofes económicas se va consumiendo y los mercados las tienen casi todas descontadas. Para que no haya sustos, la próxima rebaja del rating de España ya se ha anunciado por anticipado y la colocación de esos más de veinte mil millones de euros en deuda que vencen en julio va sin sobresaltos, aunque nos cueste un ojo de la cara. La EPA y los datos del paro registrado tampoco aportarán gran artillería a la oposición. Quedan dos patatas calientes, la reforma del sistema financiero y la subida de impuestos que se avecina, además de las pensiones, y ahí Rajoy debe mojarse.
Soraya Sainz de Santamaría, el ariete del PP, quiere que Zapatero mire hacia el pasado y explique el caos de su gestión, pero el PSOE puede aguarle la fiesta. Los últimos datos de la Central de Balances del Banco de España anuncian una tendencia positiva de la economía a la que se va a agarrar Zapatero como a un clavo ardiendo. En el primer trimestre se ha producido una ligera recuperación de la actividad empresarial con una tasa del valor añadido bruto del 2,6 por 100 que contrasta con una caída del 12,5 por 100 registrada en 2009. No es mucho, pero es oxígeno para un Gobierno que tratará de recomponer los mimbres del cesto de la izquierda y los nacionalistas por mucha huelga general que le monten los sindicatos. De momento, ya tiene la invitación de UGT para el mitin de septiembre en Rodiezmo. Es capaz de ir.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 8 de julio de 2010
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