A los seguidores del “viejo profesor” les atraía más el ambiente universitario y la moqueta de la Junta Democrática que la fábrica. En las primeras elecciones de 1977, aquellas en las que el PSOE deslumbró con sus carteles naif, el PSP presentó una campaña en la que Tierno aparecía con un niño en brazo, unos estudiantes o unos obreros con mono. La campaña fue un desastre, el PSP que pretendía disputar el liderazgo del socialismo al PSOE, obtuvo seis diputados y un jovencísimo José Bono, educado en los jesuitas de Alicante y licenciado en Derecho penal en Navarra, no obtuvo escaño en su apuesta por Albacete.
A la luz de estos resultados, Tierno, que era hombre pragmático, tras comprobar que los fondos que llegaban del exterior iban a las arcas del PSOE, enfundó su bandera y se pasó con sus escasas, pero ilustradas huestes, al PSOE. En ese paquete iba Bono, que al año siguiente sí que obtendría su escaño por Albacete y la cuarta secretaría de la mesa del Congreso. Como premio de consolación se le permitió a Tierno redactar el preámbulo de la Constitución y luego fue elegido alcalde de Madrid. Fueron años más fructíferos en frases célebres que en obras públicas, pero la historia le indultó con un entierro principesco.
¡Rockeros, el que no esté colocado, que se coloque… y al loro! Bono debió escuchar en el Palacio de los Deportes de Madrid aquella frase mítica de Tierno y la ha seguido al pie de la letra en su sentido más literal. Tierno se refería a ponerse en su sitio, aunque se interpretó como una incitación al porro. Pero Bono también debió escuchar otras frase de su mentor, ahora olvidadas, que han quedado para la posterioridad como perlas en el trato de los políticos con el dinero: “El poder es como un explosivo; o se maneja con cuidado o estalla”, o esa otra: “Es difícil ser bueno y fuerte a la vez; cuanto más fuerte se es menos razón se tiene”. Pero, sobre todo, aquella que dice: “Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal”. Aplíquese el cuento.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid) el 15 de abril de 2010
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