El ministro de Fomento, José Blanco, es un mirlo que hace honor a su nombre en esta isla de las especies digna de Darwin en que se ha convertido el Gobierno Zapatero. Es para muchos el ministro revelación y sorprende que hasta para responder en el Congreso lo haga más con cifras y datos que con descalificaciones innecesarias. Eso sí, los fines de semana se pone el gorro de vicesecretario general del PSOE y se convierte en pepiño para arrear estopa al PP, igual que en la famosa novela de Stevenson sobre el Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Blanco, nada más ser nombrado ministro, mostró su seña de identidad al sentarse con Esperanza Aguirre y, dejando de lado la confrontación política, abordaron el plan de infraestructuras para evitar el estrangulamiento de la capital al que le había condenado su antecesora Magdalena Álvarez. Y así siguió con todas las CCAA, bien fueran del PP o del PSOE. El recorte presupuestario de cincuenta mil millones de euros que el Gobierno ha comprometido en los próximos tres años para reducir el déficit ha pillado a Fomento con el pie cambiado. La congelación del sueldo de los funcionarios o el recorte de cargos públicos no aporta volumen suficiente de ahorro para cumplir este compromiso y esto supone menos dinero para obras públicas, fundamentalmente carreteras y el AVE. Blanco ha dicho que las inversiones en alta velocidad no se tocan y propone un plan imaginativo de colaboración pública y privada para el resto de los proyectos, muy celebrado por los constructores.
Tras la inmolación de Corbacho en la pira de la reforma laboral y el pensionazo y el ninguneo al que se ven sometidas las dos vicepresidentas, Blanco se erige como el único interlocutor válido de la nueva comisión del pacto contra la crisis. Su pulso con los controladores y el recorte de altos cargos que anunció ayer en el Congreso son un aviso tanto a Rajoy como a Zapatero. Este gallego es un pequeño Maquiavelo que quiere llevarse el gato al agua, y no precisamente el de nuestro admirado Antonio Jiménez.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 25 de febrero de 2010
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