El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, dio un repaso al Gobierno de Zapatero, especialmente a sus ministros de Economía y Trabajo, en su intervención en la jornada organizada por Nueva Economía Fórum. No dejo títere con cabeza, salvo al Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, con quien comparte tesis sobre el exceso de endeudamiento y la necesidad de la reforma laboral. Trichet dijo que en la última década la economía española ha mostrado un fuerte crecimiento en términos de producción y, en particular, en la creación de empleo. Además, cuenta con algunas empresas líderes mundiales en sectores importantes como la energía, las comunicaciones y la banca.
Pero España ha sido duramente golpeada por la crisis del sector financiero y especialmente por la caída de la construcción. Durante muchos años un fuerte crecimiento de la demanda interna dio lugar a una inflación relativamente alta. La persistente la inflación y el diferencial de costes laborales con la media de la zona del euro durante la expansión han ido en detrimento de la competitividad, que tendrá que ser recuperada. “La situación actual –insistió sin improvisar porque lo traía por escrito- sugiere la necesidad de una reforma del mercado de trabajo y la moderación salarial, en particular, al abandono de la indexación salarial a la inflación prevista. Medidas estructurales adecuadas son necesarias para un impulso económico sostenible y la consolidación de las finanzas públicas, no sólo en España sino en toda la zona del euro, para que se restablezca la confianza”
El entorno actual, según el Gobernador del BCE, es claramente mucho más difícil de lo que fue hace cinco años. En ese momento la cuestión es si la recuperación económica en la zona del euro es suficientemente robusta. Actualmente, estamos todavía en la fase de recesión -una recesión a nivel mundial que está demostrando ser la más profunda desde la Segunda Guerra Mundial. Si bien hay signos de que el ritmo de debilitamiento económico está desacelerando, hay que permanecer alerta. Nos encontramos en aguas desconocidas, y todavía hay riesgos de una repentina inesperada aparición de turbulencias financieras.
El objetivo general debe ser el de restablecer la confianza adoptando medidas para empresas y familias que sienten las bases del retorno a una prosperidad sostenible. Esto requiere una actuación audaz. Trichet aboga por mantener el equilibrio entre la necesidad de tomar medidas inmediatas en consonancia con la gravedad de la actual situación y la igualmente ineludible obligación de regresar a un camino que sea sostenible en el mediano plazo.
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