Gracias a los Foros de Nueva Economía que con mano florentina dirige José Luis Rodríguez, tenemos ocasión de escuchar en Madrid a personajes de la vida política y económica que difícilmente tendrían otra tribuna en la que exponer sus ideas. Hoy, pleno del PP en el hotel Ritz para escuchar a Pedro Sanz Alonso, presidente de la Comunidad de la Rioja, con la única objeción de que el telonero le robó el protagonismo. El telonero era en esta ocasión Mariano Rajoy y toda la atención estuvo concentrada en él, que aprovechó para criticar a Zapatero por su falta de protagonismo en la resolución de la crisis económica y que luego, ya desde la tribuna, habló del paro, la amenaza de huelga de los jueces (está a favor de sus reivindicaciones pero en contra del paro anunciado) y del maltrato de la ministra «maleni» a los sufridos contribuyentes a los que castiga por tierra, mar y aire.
Todo muy didáctico, pero cuando estás en el Ritz ante unas alubias rojas con codornices, solomillo de cebón al Rioja con verduras glaseadas, milhojas de frutos rojos, café, bombones del foro y mignardises, regados con un extraordinario tinto Viña Grajera, ofrecido por el Gobierno de la Rioja y con el patrocinio de Iberdrola y del Wall Street Journal, hablar de la crisis queda un poco demodé. Pero sería hipócrita no reconocer que la política necesita de estos saraos y los periodistas formamos parte de la clac, aunque en este caso no para aplaudir. En unos pocos minutos despachó Rajoy la presentación de Pedro Sanz, que a fuer de ser amigos no se lo tomará en cuenta.
Habló Pedro Sanz con voz pausada, lejos de las estridencias a la que acostumbran los líderes nacionales, y poco dijo de la crisis que se saliera del esquema pepé. Sí fue más contundente a la hora de defender la igualdad interregional en obligaciones y derechos y criticar sin atacar al régimen foral de Navarra o el País Vasco, que en este último caso se aprovecha de estos privilegios para conseguir un trato de favor por parte del Gobierno Zapatero. Al presidente de la Rioja no le gusta el nuevo sistema de financiación autonómica que está perfilando el presidente del Gobierno, que institucionaliza una España de dos velocidades, con comunidades de primera y de segunda, aunque no hubiera estado de más que la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, allí presente y que despidió el acto con un brindis, hubiera dado su impresión al respecto. Al final Pedro Sanz suavizó un poco el discurso y dejó para la nota de prensa la necesidad de una alianza de las regiones parafraseando la «alianza de civilizaciones» de Zapatero. Dijo lo mismo, pero no sonó igual, aunque todo el mundo lo entendió.
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