El año 2009 será especialmente difícil para España según el consenso de predicciones económicas. La previsión de crecimiento para la economía mundial se cifra en el 0,5 por cien, con los países de la OCDE en terreno negativo y retrocesos del Producto Interior Bruto (PIB) en Estados Unidos y Japón del 1%. Sólo China e India mantienen sus expectativas. Para España, la media de datos de crecimiento del PIB que ofrece el Fondo Monetario Internacional (FMI), Intermoney, L.R. Klein, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Comisión Europea, BBVA, Funcas, etc., es de -0,8 por ciento. En España se ha producido un deterioro más acelerado y profundo que en el resto de la OCDE, con una caída brusca de la construcción, una ralentización de los proyectos de inversión y una práctica paralización del crédito. La espiral provocada por la caída de la demanda y del empleo genera nuevos círculos viciosos, ya que las posibilidades de incremento del gasto público se ven limitadas por el aumento de las prestaciones sociales. Los ingresos se ven mermados por la falta de generación de nuevas rentas e incluso por su destrucción. Los efectos de las medidas anticrisis puestas en marcha por el Gobierno no se notarán hasta bien entrado el año, sin que existan garantías sobre su efectividad. Los augures no ven la luz al final del túnel hasta 2010, aunque continuará la destrucción de empleo, que no se recuperará hasta 2012, por cierto, año electoral.
(Artículo publicado en el diario La Razón el 4 de enero de 2009)
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