De juancarlistas a republicanos

El 14 de abril de 1931 España se acostó monárquica y se levantó republicana. El 20 de noviembre de 1975 España se acostó franquista y se levantó juancarlista. Por ley natural, en un futuro más o menos próximo, España se acostará juancarlista y se levantará felipista. ¿Qué ocurrirá a partir de entonces? La duda razonable estriba en si España se decantará a partir de ese momento por una sucesión monárquica encarnada en las jóvenes infantas o, por el contrario, optará por recuperar la República como forma política del Estado. Los constituyentes, con buen criterio, llevaron la Monarquía al Artículo 1 del título Preliminar de la Constitución, pero lo relegaron al punto tercero, siendo antecedido por los dos pilares básicos de nuestro sistema constitucional: España es un estado social y democrático de Derecho, en primer lugar, y el reconocimiento de que la soberanía nacional reside en el pueblo, a continuación. Así que si un día, sin traumas ni rupturas, el pueblo español decidiera cambiar la forma política del Estado sería tan simple como cambiar este punto y suprimir el Título II con los diez artículos dedicados a la Corona. Parece un mundo, pero menos complejo que modificar las leyes fundamentales del franquismo, aquel atado y bien atado, que gracias a la ley de reforma política se desataron como por arte de magia con el consenso de la izquierda y la derecha democráticas y al haraquiri de los procuradores franquistas.

A partir de la Revolución Francesa las monarquías han dejado de ser un fin en sí mismas y se convierten en un medio que los pueblos eligen o consienten si encuentran algún beneficio en ello. Las monarquías democráticas que persisten en la actualidad se mantienen gracias a un pacto social asumido por los ciudadanos y refrendados por un comportamiento más o menos ejemplar de las casas reinantes, que dan estabilidad a sus países sobre todo en periodos electorales o de cambios de gobierno. Así de simple, constitucionalmente sirven para bastante poco y el ejemplo más paradigmático lo tenemos en el comienzo de cada legislatura en el parlamento del Reino Unido en donde la reina asume como propio el discurso del primer ministro. En España, a cambio de mantener una vida regalada y de ser “irresponsable” (Apartado 3 del Art. 56 de la Constitución), al Rey se le exige en ese pacto social no escrito un comportamiento ejemplar y una guía moral para el resto de los ciudadanos.

Así ha funcionado a lo largo de estos 37 años en los que al Rey se le ha concedido un plus de confianza gracias a su actuación con motivo del golpe de estado del 23- F en el que pudiendo optar por aceptar una dictadura o dictablanda al estilo de Primo de Rivera o de Berenguer optó por la vía democrática y constitucional, cosa que le agradecemos la mayoría, aunque no es un cheque en blanco. Dice el refrán castellano que cuando no hay harina todo es mohína y es lo que está ocurriendo en la actualidad ante la ineptitud de la clase política para hacer frente a la crisis y la hipocresía de una real familia que se enriquece y se divierte cuando millones de españoles no tienen para llegar a fin de mes. En este contexto los llamamientos a la solidaridad y los toques de arrebato a sumar voluntades suenan a hueca hipocresía cuando se comprueba que la crisis siempre afecta a los mismos y que el comportamiento de aquellos que por su alcurnia debería servir de guía deja mucho que desear.

El Rey está desnudo, como en el cuento, y de poco va a servir el apoyo incondicional de una corte de amistades agradecidas entre políticos, empresarios o periodistas próximos a la influencia de la Zarzuela para remediar el daño. Es posible que acaben crucificando al juez Castro, uno de los pocos que ha puesto un poco de sentido común en este culebrón de hoguera de las vanidades en las que se ha convertido la Familia Real. ¿A cuento de qué hubiera conseguido Iñaqui Urdangarín una sola de sus regalías si no fuera por el matrimonio con la Infanta Cristina? Ahora todo el mundo parece que se cae de un guindo, pero el denominado Instituto Nóos y sus empresas satélites pasaba la gorra por la cúpula de las grandes empresas e instituciones a la luz del día, dejando un reguero de escándalo que se acallaba por los subordinados de los que autorizaban los pagos por miedo a perder su empleo.

La historia de España es proclive a grandes sobresaltos. Los dos últimos siglos nos ofrecen múltiples ejemplos de que cualquier cosa es posible y de que no hay dique que resiste la fuerza de los ríos desbordados. España es un país de excesos y los ciudadanos miran a sus instituciones esperando algo más que palabras para combatir la crisis con bonitos discursos. La monarquía al estar más expuesta es un icono relativamente fácil de batir. Quien lo dude dese un paseo por la historia. Torres más altas han caído. (Ilustración: Navarro. La Gaceta)

Artículo de Jesús F. Briceño publicado en el diario LA GACETA (Madrid), el 12 de abril de 2013
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/juancarlistas-republicanos-20130412

El país paralizado

Reloj LogopressPocas veces la encuesta del CIS ha reflejado con tanta crudeza la realidad de España, un país paralizado en cualquiera de los ámbitos que se tomen como muestra. El paro, la crisis económica y la corrupción ocupan los tres primeros puestos de este podio de la iniquidad, con el agravante de que el colectivo que les sigue es de los políticos, llamados, en teoría, a solucionar los males provocados por los que les preceden en este ranking. Varios años de medidas contundentes del anterior y de este Gobierno no han hecho más que agravar la situación y el paro es mayor, la corrupción más extendida y la crisis más profunda. Parejo a este análisis del parlamento de la calle crece la desconfianza hacia aquellos a los que se les considera más capacitados y que tienen la responsabilidad de legislar y gobernar.

La tristeza con la que se levanta cada mañana España no es percibida por aquellos que pasan de su mansión al Audi y de éste a la moqueta del despacho sin haber visto la calle más que al trasluz de los cristales tintados. La resignación con las que se acude a los centros de trabajo, públicos o privados, no es descriptible con palabras. Menos aún la de aquellos que esperan o desesperan ante una inexistente oferta de empleo. De nada sirve que el déficit sea de una décima más o menos si al final la burra se muere. Eso sí, las jubilaciones de los ejecutivos que han llevado a las empresas y bancos a los peores resultados de su historia se siguen contado en millones de euros. Eso y los sobrecogedores no cambian.

Qué envidia da Benedicto XVI, el Papa que ha dado la mayor lección de humildad de la historia, aplicable no solo a la Iglesia, sino a la política y a la economía,  al decir: ahí os quedáis, apañaros sin mí.

Artículo de Jesús F. Briceño publicado en el dario LA GACETA (Madrid) el 3 de marzo de 2013

Ciudadanos indefensos

Con la cruz a cuestasSomos uno de los países más garantistas del mundo en lo que a derechos de los ciudadanos se refiere, pero también uno en los que menos se respetan estos derechos en la práctica. Resolver trámites ante la Administración es un calvario y no digamos ante la Justicia o en el caso de pruebas o tratamientos médicos. De nada sirve la cascada de leyes que reconocen que los datos que posee cualquier administración son del ciudadano y no del funcionario que los administra. Si acaban dándotelos es como un favor personal porque te has camelado al empleado de tuno, pero no en el ejercicio de un derecho.

En esta España de locos en la que la han convertido sucesivas administraciones irresponsables es más fácil conocer los datos de un proceso bajo secreto de sumario, incluso la investigación policial de asuntos que han creado grave alarma social, que los propios ante una simple ventanilla. El celo del funcionario es inversamente proporcional a la proyección mediática del caso. Y esto sin citar el nuevo escándalo de escuchas y espionaje a ciudadanos corrientes, empresarios y políticos dirigido desde las letrinas del poder.

Llueve sobre mojado porque nunca se ha desmontado la trama de poder oculto que mueve los hilos con independencia de que sea el PSOE o el PP el que gobierna. La corrupción llega a todos los estamentos del Estado por que nunca se quiso actuar contra esta mafia que utiliza la información como arma de chantaje.  ¿Si se ha espiado y chantajeado hasta al Rey, qué podemos esperar los simples ciudadanos? Esta realidad no tiene nada que ver con la crisis y sus complejas soluciones. El Gobierno, si quiere recuperar un mínimo de credibilidad, junto al Fiscal General del Estado, debe decir sin complejos, ¡basta ya! (Imagen: MacTommy)

Artículo de Jesús F. Briceño publicado en el diario LA GACETA (Madrid), el 24 de febrero de 2013

Crisis de Gobierno

CrisisLes sobra buena voluntad pero les falta acierto. Si existiera oposición se los habría llevado por delante. Rajoy prometió el Gobierno de los mejores y su equipo hace agua por varios costados. A tiempo está de rectificar si quiere ganar las urnas y la calle, pero empeñarse en estar en posesión de la verdad es tanto como negar que la tierra gira alrededor del sol.

En esta España del esperpento hemos tenido esta semana tres ejemplos antológicos. En primer lugar, la intervención a puerta cerrada del presidente del BCE, Mario Draghi, es un insulto a los españoles. Hubiera estado bien si las decisiones del BCE afectaran sólo al sueldo de los diputados, pero hurtar la realidad de la situación económica a los ciudadanos y, más aún, informar en secreto sobre las decisiones que afectan a nuestra vida, de los recortes y de los ajustes que nos imponen, es una acción despótica y antidemocrática.

En segundo lugar, la rectificación del Gobierno sobre la marcha en el caso de las daciones en pago es un reflejo de que tienen perdida la iniciativa legislativa y que no saben por dónde tirar. La propuesta que llevó Soraya al Consejo de ministros sobre los desahucios el año pasado era una solemne chapuza. Está bien que rectifiquen pero si son tan listos podían haberse dado cuenta antes.

Finalmente, está el asunto de las penalizaciones a los depósitos. Los ahorradores son la parte más inocente de la crisis. Ni han especulado ni se han hecho de oro. Son los cimientos del sistema y, además, los que compran Deuda del Estado. Penalizar los depósitos es negar la competencia y lanzarlos al despeñadero de financieras sin escrúpulos. Se prima al banco malo y se castiga al bueno que es capaz de captar dinero y hacerlo producir. (Imagen: Ilco – sxc)

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 17 de febrero de 2013

Queremos la verdad

Mariano RajoyEscuchando estos días a los principales líderes del PP con motivo del asunto de las cuentas de Bárcenas me he reafirmado en el abismo que separa la clase política de los ciudadanos. Es verdad que lo mismo podría decir del PSOE, pero hoy  son los populares los que mandan y los que firman en el BOE. Los españoles queremos saber qué hacen con nuestro dinero y ellos sólo dan explicaciones para salvar el culo.

Rajoy, Cospedal, Soraya y tantos otros se escudan en la legalidad como si de verdad lo importante fuera el Estado de derecho, pero somos muchos a los que la legalidad ya no nos basta, queremos la verdad. Y si la verdad tumba a los mandamases del partido  que los tumbe y si la verdad tumba al Gobierno que lo tumbe. Rajoy prometió muchas cosas y es verdad que los acontecimientos, por ser benévolo, se han llevado muchas promesas como se las lleva el viento, pero otras, como acabar con la corrupción, no dependen más que de una decisión personal. En Génova se ha desatado la caza de brujas en busca de los filtradores y están obsesionados con que los jueces no tipifiquen como delito conductas indignas o, en otros casos, las den por archivadas o prescritas.

No son conscientes de que las explicaciones que dan no convencen y que aceptar un soborno, un cohecho o un sobre es una inmoralidad aunque no se le pueda aplicar el Código Penal. Parecen una clase superior pata negra inmune a las  críticas de los que les pagamos el sueldo. Me gustaría preguntar a tantas plañideras que abundan en las ejecutivas de los partidos y en los platós de televisión ¿en qué les ha afectado de verdad la crisis, o es que hablan de oídas? Si no fueran tan hipócritas entenderían por qué estamos hartos de que nos mientan.

Imagen: Foto pp.es

Columna de Jesús F. Briceño publicada en el diario LA GACETA (MADRID), el 10 de febrero de 2013

Preferentes: ¿truco o trato?

Banco España (1)El Gobierno tiene una patata caliente con las participaciones preferentes que afectan, sobre todo, a Bankia, Novagalicia y Catalunya Caixa. Tampoco hay que olvidar que la mayoría se negociaron durante el mandato de Zapatero en la Moncloa y de Fernández Ordóñez en el Banco de España. Es un secreto a voces que las preferentes se colocaron por las cajas saltándose las más elementales normas de prudencia. Es verdad que a los ahorradores les hacían campanillas en los oídos eso de un 7 por 100 si riesgo. Y lo cuento así porque a mí también me las intentaron colocar con la coletilla de que no habían fallado nunca… ¡Menuda bicoca!

Hace unos días tuve que hacer unas gestiones en Bankia y delante de mí una pobre mujer trataba de explicar al apoderado de la sucursal, entre sollozos, que le habían arruinado la vida y que habían destrozado sus ahorros y los de su familia. Era el mismo que me dijo hace años que eso de las preferentes era un valor seguro y, además, que Caja Madrid era una de las entidades más sólidas del mercado. Ahí está el problema con estos títulos, y es que aunque legalmente el banco o la caja tienen razón en no pagar e, incluso, en volatilizar la inversión si no hay beneficios, en la mayoría de los casos los clientes han sido burdamente engañados.

Ahora se ha creado una comisión fundamentalmente entre el PP, PSOE, Banco de España y CNMV que no va a servir para nada, ya que la decisión está en un acuerdo entre Rajoy y Rubalcaba para enmendar lo que ellos mismos han provocado por acción u omisión. La vía judicial, el canje o el arbitraje a través de KPMG son soluciones técnicas que no darán satisfacción a los 150.000 afectados. Con quita o sin ella hace falta una solución política que para eso les pagamos el sueldo.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 3 de febrero de 2013

Imagen: Logopress

Treinta mil golfos

965415_euro_dollar_4La amnistía fiscal es una vergüenza, la aplique el PP o el PSOE. En este caso ha sido el PP quien la aprobó y no por ello deja de ser más vergonzosa que si lo hubieran hecho los socialistas. En la comparecencia de Montoro en el Congreso dijo que se habían retratado ante Hacienda 29.065 personas físicas y 618 empresas; es decir que han aflorado casi treinta mil golfos, que mientras los demás pagábamos religiosamente nuestros impuestos, ellos se reían en nuestra cara. Para colmo, de los 40.000 millones que el ministro dice que se han declarado 28.000 mil ya han prescrito; o sea que se van de rositas sin pagar y los otros se blanquean pagando sólo el 10 por 100.

Insisto en que es una vergüenza que se dé cobertura legal a este robo al resto de los españoles, a los que no sólo se les retiene como media más del doble de este porcentaje en sus nóminas, sino que, además, se les baja el sueldo y se les exige el cumplimiento íntegro de todas las obligaciones tributarias so pena de incurrir en graves sanciones. Queda ahora por ver si Hacienda o la Justicia investigan a fondo la procedencia del dinero y no se escudan  en que no proviene del hampa criminal, obviando la corrupción política.

Por último se nos pide otro acto de fe que equivale a comulgar con ruedas de molino. Hacienda dispone de las instalaciones informáticas más modernas, completas e innovadoras, capaces de detectar un error de decimales en una declaración de IRPF o del IVA, eso sin contar al equipo humano de inspectores y subinspectores. Por ello es absolutamente irreal que a estas alturas el Gobierno no sepa si Bárcenas se esconde entre las 618 empresas que se han acogido a la amnistía. Veintidós millones de euros no se esfuman como calderilla.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid) el 27 de enero de 2013

Imagen:jmjvicente

Esperanza, genio y figura

Esperanza AguirreEsperanza Aguirre es una gran mujer y una gran política que a nadie deja indiferente. Ha sido una eficaz concejal, una buena ministra de Educación y una hábil presidente del Senado. Es más conocida por su gestión al frente de la Comunidad de Madrid, en donde supo granjearse el voto de los madrileños, a pesar de una feroz oposición por parte de la izquierda. Tiene la virtud de tener principios y ser coherente con ellos. Aspiró a presidir el PP e incluso le echó un pulso a Rajoy en el Congreso de Valencia, pero como explica Aznar en su libro de memorias, en política no sólo son importantes las ideas, sino el tempo. Esperanza Aguirre tiene la habilidad de parecer una mujer normal sin serlo, ya que es multimillonaria, vive en un palacio y se codea con la jet en los clubs de lujo de la capital, aunque sabe hablar de tú a tú a la gente, se arremanga la falda para pisar charcos y no le hace ascos a una caña y un bocadillo en la barra de un bar.

Dijo que dejaba la primera línea de fuego al ceder el mando de Madrid a Ignacio González, pero a Aguirre le persigue la política. Como presidenta del PP en Madrid tiene en su mano decantar la balanza de la candidatura del Ayuntamiento hacia Ana Botella, Lucía Figar o Cristina Cifuentes. Ahora vuelve a ser noticia por su fichaje por la empresa de cazatalentos Seeliger y Conde, y como no tiene pelos en la lengua dice que deben ser muy buenos ya que le han cazado a ella a sus 61 años. Harta de críticas propone terminar con los políticos profesionales y que éstos acrediten como trabajadores o empresarios que saben hacer algo más que cobrar del erario. Como idea no está mal, aunque yo añadiría que pasen también por el paro y el metro, así sabrán de qué hablan cuando votan.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 20 de enero de 2013

Imagen: PPmadrid

Confianza, divino tesoro

1391608_peopleNunca se ha escrito tanto sobre economía y nunca tantos se han equivocado tanto. Numerosos libros de ex políticos vinculados con la cosa económica se han regalado estos días. Destacan, sobre todo, los de aquellos que cuando tuvieron responsabilidades públicas hicieron todo lo contrario de lo que ahora predican. Jamás hemos asistido en España a una orgía tal de hipocresía y amnesia colectiva.

Me he refugiado en uno de los clásicos imprescindibles: “Historia del análisis económico”, de Joseph A. Schumpeter, considerado junto a J.M Keynes, uno de los grandes economistas del siglo XX, y he podido constatar que la humanidad lleva haciéndose las mismas preguntas sobre la riqueza y la pobreza, desde el albur de los tiempos sin encontrar una respuesta satisfactoria. Quizá la clave está en un concepto difícil de cuantificar que es la confianza. Recuerdo una entrevista con el Profesor Enrique Fuentes Quintana en la que a micrófono cerrado me dijo que el motor del dinero era el miedo. Incluso más que la ambición o la codicia.

El dinero siempre encuentra resquicios para ponerse al salvo. Apareció en España por arte de magia cuando parecía que aquí ataban los perros con longaniza y despareció cuando más lo necesitábamos. Sin embargo, ahora el tilín tilín de dinero vuelve a sonar, pero no para crear empleo, como venden algunos falsos profetas, sino para hacer caja. El tam tam de que España está en venta y es barata empieza a extenderse en el intrincado mundo de las finanzas. Grandes empresas y bancos han vuelto tímidamente, pero con éxito, al mercado de capitales al tiempo que baja la prima de riesgo. El reto para el Gobierno estriba en convertir estos brotes de confianza en trabajo.

Artículo publicado por Jesús F.Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 13 de enero de 2013

Imagen:jayofboy

Feliz año mejor

1396134_new_year_13Llevo dos años titulando esta columna en la última semana de diciembre como “Feliz año peor”, pero creo que ha llegado el momento de cambiar el adjetivo. 2013 no será mejor para todo ni para todos, pero creo que va a suponer un cambio en nuestra pertinaz crisis económica. En la Edad Media la peste diezmaba a la población pero luego resurgía la vida. Algo así pasará a partir del 2013, aunque nada será como antes. Habrá que trabajar más y cobrar menos y, por primera vez en muchas décadas, una generación vivirá peor que sus padres. Pero es lo que hay y no nos queda más remedio que aceptarlo. Si miramos las etiquetas de muchas de las cosas que consumimos comprobamos que no están fabricadas en España, ni siquiera en Europa, y las compramos porque su relación calidad precio es mejor para nuestro bolsillo. El paradigma es China, en donde se ha impuesto un sistema de producción que choca con muchos de nuestros principio, pero que es una realidad con la que hay que convivir, mal que nos pese.

Se abre camino una nueva forma de gestión en la que prima el ahorro y la eficiencia frente al pleno empleo y el derroche. La gente tiene que buscarse la vida sin que papá Estado, en sus múltiples variantes, venga a sacarle las castañas del fuego. A pesar de que ni el Rey ni la corona son el oráculo de antaño, sí que habría que quedarse con ese espíritu de su discurso navideño de que los sacrificios no son en balde. Varias generaciones se han sacrificado para que nosotros hayamos disfrutado de un nivel de vida encomiable y de servicios públicos como pensiones, sanidad o educación universales y gratuitos. Si para mantenerlos hay que arrimar el hombro, vale la pena, aunque con la convicción de que nada es gratis.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 6 de enero de 2013

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