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A pan y agua

En Viterbo, a cien kilómetros de Roma, tuvo lugar el cónclave que eligió al papa Gregorio X. Se prolongó de 1268 a 1271, hasta que los fieles, hartos del periodo de sede vacante, encerraron a los cardenales a pan y agua hasta que se decidieran.

No participo de las manifestaciones ni de los actos violentos de los indignados que protestan con frecuencia en las calles o tratan de tomar el Congreso, pero razones para la indignación no faltan. El Gobierno, la oposición, los líderes de las CCAA y los sindicatos siguen dando una imagen penosa de desunión y falta de solidaridad con aquellos que no tienen trabajo, los que no cobran e, incluso, los que tienen que pagar por trabajar. La última  encuesta del CIS refleja este cabreo nacional y la indignación contra la clase política irá en aumento si no se pone remedio.

Se nota que aquellos que nos tienen sacar del agujero cobran su sueldo fijo cada mes, bien sean del PP o del PSOE, y más aún los eurócratas de Bruselas o del BCE. Mucho Ecofin y mucha reunión de alto nivel pero como diría un castizo ni se muere padre ni cenamos. El Congreso y sus aledaños siguen plagados de tertulias políticas, comisiones y trámites parlamentarios que sólo sirven para devengar dietas sin que se aborde una solución útil para los ciudadanos. El BOE sigue desgranando subvenciones para partidos y sindicatos sin que el ruido de la calle llegue a los regios salones de la carrera de san Jerónimo.

Sólo se me ocurre una solución que pasa por retener el sueldo de los ministros y altos cargos del Gobierno y la oposición y dejarles a pan y agua hasta que alumbren soluciones útiles para la gente, sin mentiras, falsas esperanzas e hipocresía. El equipo de Luis de Guindos va y viene de Bruselas y Fráncfort como si tratara del puente aéreo pero no se aprueba una sola resolución que arregle la vida a los ciudadanos. La banca es muy importante, pero la obsesión del Gobierno con salvar el culo a los banqueros está rayando en lo paranoico.

Columna publicada por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 14 de octubre de 2012

Barones domados

Se ha conseguido una gota de cordura en el guirigay autonómico y ya hemos lanzado las campanas al vuelo como si hubiéramos restañado las heridas de España. Los presidentes autonómicos han visto las orejas al lobo y han aprobado como barones domados una declaración de mínimos para salvar la cara ante Europa. Mientras, el Rey el Príncipe tragan sapos y se guardan las espaldas frente a puñaladas traicioneras. Menos da una piedra, deben pensar Rajoy y Sáenz de Santamaría que, de momento, han salvado los muebles.

Pero como el movimiento se demuestra andando, más allá de las declaraciones institucionales que pueden ser flor de un día, la prueba del algodón está en dos de las medidas que trata de imponer el Gobierno con fórceps. La primera, una educación más homogénea de obligada aplicación en los distintos reinos de taifas en que se ha convertido España, que ponga fin a las falsedades históricas que estudian nuestros hijos; y, en segundo lugar, la puesta en vigor del mercado único para la producción, transporte y comercialización de cualquier producto o servicio que se venda en nuestro país, así como la libertad de trabajo para todo español en cualquier territorio.

No se puede engañar a los españoles yendo de plañidera al Senado esperando que el Estado tape sus vergüenzas en forma de rescate o rescatillo y luego impedir la enseñanza de la lengua de todos o levantando fronteras que dividan a los ciudadanos en españoles de primera o de segunda categoría. Todos se quejan del modelo de financiación autonómica y todos ponen la mano para pagar sus nóminas. Pedimos para España la aplicación de los principios fundamentales de la Unión Europea: libertad de mercado, de tránsito de ciudadanos y de capitales, redistribución de la riqueza e igualdad de oportunidades. Los barones autonómicos se pavonean en sus tronos de marfil como pavos reales mientras Oliver Wyman nos echa las cuentas y el BCE prepara las redes del rescate.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 7 de octubre de 2012

Mala baba del New York Times

Los del New York Times tienen muy mala baba y además son un poco cabroncetes al identificar a España con el hambre y la pobreza extrema. Es como si nosotros para ilustrar una noticia sobre la campaña electoral que enfrenta a Obama con Romney escogiéramos fotografías de negros pordioseros tirados en las calles de Nueva York o policías apaleando indigentes, cosa que por otra parte es bastante habitual. Podían haber escogido para ilustrar su reportaje sobre España la foto de alguno de los dieciséis millones de españoles que aún conservan su puesto de trabajo o de los millones de jubilados que siguen cobrando religiosamente su pensión o de los miles de emigrantes que  sueñan en España como tierra de promisión.

Podían reflejar también cómo se tuestan al sol de España los propios americanos, además de alemanes, holandeses, belgas o suecos cuyos gobiernos nos lo están poniendo tan difícil. El fotógrafo escogido por el NYT podía retratar también cómo funcionan nuestros hospitales, que siguen siendo pioneros en trasplantes y que a pesar de la crisis atienden en las urgencias sin pedir el carnet de identidad o la tarjeta del seguro. Podían filmar los atascos que se forman cada mañana para ir al trabajo y los del fin de semana con carreteras abarrotadas de domingueros.

Es verdad que las cuentas de España no van bien porque se ha gastado en exceso y que se ha montado un importante guirigay con las autonomías. Es cierto que hay mucha gente que lo está pasando mal y que las organizaciones caritativas atienden cada vez a más personas y familias sin recursos, pero la imagen de España no se puede resumir sólo en mendigos rebuscando en las basuras. Hay que tener muy mala leche para presentarnos así ante el mundo tras haberles hecho arrumacos al Rey D. Juan Carlos y a Mariano Rajoy. España, modestamente, es una potencia mundial en muchos sectores y sigue colocando su deuda que es comprada entre otros por los americanos, de los que somos  socios leales en la paz y en la guerra.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 30 de septiembre de 2012

El golpe del Rey

Se amontonan los asuntos candentes en la mesa de Rajoy, todos urgentes y ninguno aplazable. A la decisión sobre el rescate se le ha unido el vendaval separatista de Cataluña, el ruido de sables en la Comunidad de Madrid tras la renuncia de Esperanza Aguirre y la carta del Rey. El otoño caliente, que se preveía sólo en el ámbito sindical y de orden público, ha pasado a un segundo plano. Ahora lo que realmente importa es la llamada de atención del monarca que ha dejado sin habla no sólo al mundo político sino también al económico. ¿Están las cosas tan mal para que haya intervenido al Rey?

Se hacen cábalas sobre las empresas que tienen su sede social en Cataluña, empezando por la Caixa, y de dónde caerían en el caso de que la balanza se incline del lado de los separatistas. En la información que transmiten las embajadas establecidas en Madrid a sus gobiernos comienzan a circular  papeles clasificados sobre una hipotética Cataluña o un País Vasco independiente. A estas fuentes no les preocupa mucho el lío político y social que puede organizarse en España, sino su repercusión económica. Concretamente, y en esta primera fase, la permanencia en el euro y quién se haría cargo de las deudas. Luego vendrá el asunto de los intercambios comerciales y el de las sedes sociales de numerosas multinacionales radicadas en Barcelona y el de constructoras y bancos-cajas que juegan a ser españolas o catalanas según convenga.

La carta del Rey ha sido un aldabonazo tanto en el sede del PP como en la del PSOE, que les ha hecho replantear su actitud laxa y permisiva con un Artur Mas que pide dinero con una mano y te atraca con la otra. Quizá todo sea un órdago para conseguir el pacto fiscal, pero se han disparado las alarmas. Los frentes se multiplican de cara al consejo de ministros de fin de mes en el que se presentarán los presupuestos y las reformas que nos exige Europa, pero sin pasar por alto el golpe del Rey.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid) el 23 de septiembre de 2012

Jugar con fuego

Cuando dentro de unos años Cataluña y el País Vasco declaren de forma unilateral,  al estilo Kosovo, su independencia nos preguntaremos en qué nos hemos equivocado. La lista tiene nombres y apellidos empezando por Adolfo Suárez y la tarta de quesos de Clavero, seguido por Aznar y sus pactos negociados entre Jordi Pujol y Rodrigo Rato, seguidos de un impresentable Zapatero con la reforma del Estatut y el trágala del Constitucional. Sólo se salva Felipe González, que tendrá otros defectos, pero que se mantuvo fiel a las raíces españolas del socialismo catalán.

Ahora son los hijos de aquellos emigrantes extremeños, andaluces o manchegos furibundos nacionalistas, incluso más radicales que las huestes de CiU, sin que el PSC sepa cómo devolverlos al redil. Montilla con su tripartito  ha sido el presidente más nefasto que ha tenido Cataluña, tanto para España como para los propios socialistas, ya que ha dejado el PSC como un erial sin que Carme Chacón, aspirante frustrada a suceder a Zapatero y laminada por Rubalcaba, sepa cómo enderezarlo.

Y en estas llega Rajoy con dos frentes abiertos que no termina de cerrar y que están desangrando España. De un lado un rescate mil veces negado y mil veces necesario, que pasa por cumplir estrictos criterios de control del gasto para que el BCE acabe comprando deuda española y enfríe la prima de riesgo que está haciendo ricos a los especuladores que nos critican. De otro, una batalla interna con las CCAA que se creen independientes para gastar pero solidarias para cobrar, empezando por Cataluña. Imagino la cara de aquellos que tienen que autorizar la ayuda a España tras desayunar con los titulares de la Diada de Cataluña  o con las encuestas que dan el triunfo a los independentistas en el País Vasco. Por cierto, ¿alguien sabe cómo ha reaccionado la embajada española en Washington tras un reciente viaje de Artur más a EEUU, ante lo más granado de las finanzas americanas, en la que dijo sin pelos en la lengua que Cataluña no era España?

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 16 de septiembre de 2012

Presupuestos con acento alemán

Sé que escribo a contracorriente pero insisto en que la amenaza del rescate está dando unos frutos más positivos que negativos. Para empezar cinco televisiones autonómicas ya han anunciado su privatización o el cierre de canales y sólo esta decisión supone un ahorro de cien millones de euros. Con esta cantidad ya tenemos para que funcione un hospital durante un año. Pero los ejemplos de austeridad empiezan a florecer como setas en todas comunidades y ayuntamientos. Esto sin entrar en gastos mayores como el uso más racional de la sanidad, en el que gracias a un pequeño incremento en la aportación individual y al uso de centrales de compras, estamos hablando de ahorros que se cuantifican en miles de millones de euros. No está mal y eso que todavía no han llegado los hombres de negro con las tijeras.

Pero es que ahora hablamos con normalidad de recortar sueldos abusivos en la banca y en las empresas públicas, de la desaparición de asesores y cargos inútiles y se pone coto al uso desproporcionado de los medios puestos a disposición de los cargos representativos, como coches, billetes o móviles. Es como si de golpe a todos nos hubiera dado un ataque de sentido común y hemos asumido que el Estado de derroche en el que estábamos instalados era imposible de mantener. Ahora falta meter manos a los subvenciones a partidos y sindicatos y podar la ayuda al desarrollo, tanto la estatal como la que ofrecen las CCAA.

A pesar de todo el déficit sigue desbocado y ya hemos cubierto a estas alturas del año el objetivo para todo el ejercicio. Tras la visita de Merkel y el anuncio de Draghi sobre la compra de bonos por parte del BCE, el Gobierno está a punto de ultimar los Presupuestos del Estado para 2013, que esta vez tendrán acento alemán. Ahí es dónde se la juega Rajoy, ya que no tiene la excusa de la herencia recibida ni del poco tiempo para prepararlos. Buenos o malos serán los que nos sacarán de la crisis o los que nos hundirán más en ella. (Foto: lamoncloa.es)

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 2 de septiembre de 2012

Rescate y elecciones

Las elecciones vascas y gallegas se han cruzado en la pista de despegue del rescate y corremos el riesgo de que el Gobierno y la oposición pierdan el norte con falsas promesas incapaces de ser cumplidas. Estábamos en un momento dulce con la bolsa subiendo y la prima bajando, pero ha sido regresar los políticos de vacaciones y la han liado parda. Los líderes han vuelto con la boca caliente y ya estamos otra vez con declaraciones y desmentidos, y lo que parecía encarrilado se ha vuelto a desbaratar. Estamos en el fondo del pozo y la realidad es que difícilmente vamos a estar peor, a pesar del otoño caliente que se avecina. Los fundamentales de las empresas españolas siguen siendo sólidos, aunque arrastran una penalización extra por la degradación de la solvencia de reino de España. Se ha incrementado de forma espectacular la productividad de los trabajadores a costa del aumento del paro, ya que el PIB producido se reparte entre menos activos ocupados, y también se está restañando la balanza de pagos con un incremento de las exportaciones. No es mucho, pero es un punto de partida con un rayo de esperanza.

El sector privado ha hecho una restructuración brutal a lo largo de los últimos cinco años. Se han ajustado plantillas y salarios manu militari con mucha menos conflictividad laboral de la que está aflorando y la que se espera en el sector público. Es un panorama no exento de riesgos, ya que entre otras amenazas está la de la vulnerabilidad de la mayor parte de las empresas de Ibex cuyo precio en Bolsa es infinitamente más bajo que la valoración de sus activos. Eso sin contar  con  los colectivos de pymes y autónomos que han degradado sus expectativas de futuro hasta límites que ponen en riesgo su propia supervivencia a costa de no cerrar sus negocios. La patata caliente está ahora en manos del Gobierno y de los líderes autonómicos, que están dando una lamentable imagen de fragilidad y desunión al tiempo que piden solidaridad y sacrificios al resto de los españoles.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 2 de septiembre de 2012

Cambiar paro por empleo

El Gobierno no está muy convencido de si ha acertado con la prórroga de los 400 euros, pero no ha querido tensar más la cuerda en su batalla con los sindicatos y la oposición. Lo que sí tiene claro es que esta subvención no sirve para cumplir el objetivo principal que es el de incentivar la búsqueda de trabajo, sino que tiene el efecto contrario. Los informes que manejan tanto la patronal como las centrales sindicales son muy claros a este respecto. Se busca empleo de forma activa justo en los primeros meses del paro, pero si no se consigue ya no se vuelve a buscar de forma intensiva hasta que se acaba la prestación o las subvenciones no contributivas. El dinero gratis se convierte en una forma de supervivencia que si se puede hacer compatible de forma ilegal con algún trabajo de economía sumergida se transforma en un salario para ir tirando. Esta es la realidad por mucho que se empeñen unos y otros en mirar para otro lado, ya que ni el Gobierno tiene inspectores para evitarlo, ni muchos trabajadores quieren aceptar una sustancial rebaja en sus retribuciones.

Ante su incapacidad para hacer frente a la crisis Zapatero puso el acento de su política en subsidiar el paro sin tratar de hacer una economía competitiva. Ahora Rajoy se debate entre seguir con la política absurda de ZP o apostar por el empleo, aunque sea a costa degradar los salarios a bono basura. En este momento muchos se preguntan qué se puede hacer con esos 426 euros. Por ejemplo, se puede obligar a hacer trabajos sociales, o a perderlos de forma inmediata si rechaza una oferta de empleo u otras similares. Si no se adoptan medidas que incentiven la búsqueda de trabajo la sola prórroga de la subvención es poco pan para hoy pero más hambre para mañana. Tampoco hubiera estado mal que dado que esta partida es de unos 70 millones de euros al mes se hubiera reducido esta cantidad de las subvenciones que reciben partidos políticos y sindicatos o cerrando el equivalente de instituciones inútiles.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 25 de agosto de 2012

«Golpe de Estado» sindical

La Constitución y el Estatuto de los Trabajadores reconocen a los sindicatos un papel fundamental en las relaciones de producción y en la marcha general de la economía. Incluso esta representación tiene un plus que va más allá de su grado real de afiliación al otorgárseles la capacidad de negociar convenios en nombre de todos los trabajadores. Los sindicatos son necesarios como contrapartida a la patronal y en las sociedades desarrolladas desempeñan una función como agentes sociales al margen de la confrontación. Durante la Transición, líderes sindicales como Redondo o Camacho supieron encauzar las legítimas reivindicaciones de los trabajadores haciéndolas compatibles con la construcción de un nuevo estado surgido de las cenizas del franquismo en donde se impuso la reforma frente a la ruptura.  Después, con la llegada de las vacas gordas y las subvenciones, los sindicatos andan como personajes de Pirandello en busca de su identidad.

CCOO y UGT, más allá de los conocimientos técnicos de sus líderes; Toxo y Méndez, tienen entre sus cuadros economistas y técnicos de reconocido prestigio que saben cómo se hacen los PGE y cómo funcionan los mercados.  Los sindicatos saben que son corresponsables del estado de postración de nuestra economía por haber exprimido a Zapatero hasta la extenuación, anteponiendo sus intereses a los generales de la nación. Ahora quieren promover un golpe de Estado light al Gobierno de Rajoy a través de un referéndum, ante la incapacidad de Rubalcaba como líder de la oposición. La música suena bien a los oídos de los sufridos paganos de la crisis, pero la letra nunca se llevará a cabo. Lean el artículo 92 de la Constitución: El referéndum debe ser convocado por el Rey, pero a propuesta del presidente del Gobierno y previa autorización del Congreso en donde el PP tiene mayoría absoluta. Por mucho que se incendie la calle la propuesta de los sindicatos no dejará de ser una serpiente de verano.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 13 de agosto de 2012

El gran fiasco de las CCAA

Aquellos que hemos vivido la implantación y desarrollo del Estado de las autonomías podemos dar fe de que estamos ante un gran fiasco, sobre todo los que ni nos hemos aprovechado ni encontrado ningún beneficio particular en este invento. Podría haber sido un Estado federal y entonces tendría sentido político, aunque con la espada de Damocles del independentismo de Cataluña y el País Vasco gravitando sobre nuestras cabezas, pero el Estado autonómico ha derivado en un monstruo de diecisiete cabezas con todos los vicios y casi ninguna de las virtudes del autogobierno. Las CCAA han sido un gran negocio para los que han encontrado acomodo en ellas, bien como funcionarios, subvencionados o paniaguados.

Muchos de los males de los que ahora nos quejamos se veían venir. Por ejemplo, las CCAA se nutrieron de trabajadores que ya estaban en la administración central con un plus, lo que situó los sueldos en una espiral de crecimiento absurda. Después copiaron todos los vicios del clientelismo, la autarquía y el proteccionismo, favoreciendo productos felizmente olvidados de los tiempos del hambre, subvencionando lentejas, garbanzos, gallinas y burros autóctonos que nos cuestan un ojo de la cara. Mientras el Estado desmontaba el INI las CCAA han creado miles de empresas públicas más caras que el original, además de su red de de parlamentos, embajadas y televisiones en un monopoly de despilfarro que han dado al traste con sus presupuestos y con los del Estado.

Lejos de acercar el gobierno al ciudadano, que fue la excusa inicial, han levantado fronteras donde no las había y han extendido los vicios del separatismo, con estatutos absurdos, al resto de comunidades en las que jamás se había levantado una bandera reivindicativa. El esperpento de los desplantes de las CCAA en el Consejo de Política Fiscal y Financiera ofende el sentido común ya que muerden la mano que les da de comer.  Montoro tiene razón. ¿Si no hay dinero a qué viene esta chulería?

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 7 de agosto de 2012