De tanto negar la evidencia Rajoy se está creyendo su propio discurso de que “aquí no pasa nada”. Alguno de sus asesores aúlicos debería explicarle que está en La Moncloa para gobernar y no para cumplir sus etéreas promesas electorales. Ya lo dijo el viejo profesor Tierno Galván, el Séneca de la transición, que pasó de estoico a cínico por un plato de lentejas, que las promesas electorales están para no cumplirlas. Como a Pedro en la noche de la prendición a Rajoy le ha pillado el gallo en evidencia.
La pueril escena de los ministros de Economía y Hacienda negando que estemos ante un rescate recuerda cada vez más el error, qué gran error, de Zapatero negando la crisis, hasta que la crisis lo devoró y con él a todos nosotros. La escena del sofá que protagonizan los líderes políticos cada tarde en el Congreso está hartando a los ciudadanos, votantes de uno u otro partido, que ven como sus representantes hacen oídos sordos a sus problemas. Al final, han sonado las alarmas en Génova y no por los bandazos de la política económica, sino por la pérdida de credibilidad del Presidente que a esta hora habría perdido su mayoría absoluta de celebrarse hoy elecciones generales.
Señores Rajoy y Rubalcaba escuchen la voz de las calle que les pide a gritos un pacto de Estado para acabar con el derroche de las CCAA y de muchos de los organismos públicos que no sirven para nada. No se pueden recortar las medicinas, ni implantar el copago en las farmacias, subir el IVA y otros impuestos mientras les pagamos el sueldo, el teléfono, el ipad y el ordenador, amén de los viajes y la gasolina a los políticos. Entérese de una vez que los hombre de negro que ha enviado Angela Merkel han venido para quedarse y preste oídos sordos a esa majadería de MAFO de que cuando el fango descienda el agua volverá a ser clara, porque mientras los culpables de la crisis serán rescatados y seguirán a flote, cinco millones de parados pueden haberse ahogado.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 8 de julio de 2012
0 Comentarios.