Durante gran parte del siglo XX la teoría del dominó o el efecto bola de nieve impulsó muchas de las decisiones geoestratégicas de las potencias a uno y otro lado del telón del acero. La teoría se basaba en que si un país caía del lado capitalista o comunista, este empujaba al siguiente y así se formaba una cadena que era imposible de parar. Lo vimos en Indochina en los años 70 y también en la Europa del Este, en los 90, tras la caída del muro de Berlín. Este miedo atávico al efecto bola de nieve es el que ha mantenido en vilo a la Unión Europea al cierre de los colegios electorales en Grecia.
No es sólo que Grecia pudiera plantear algo inédito como salirse del euro, mecanismo que no figura ni en los tratados de la UE, sino que otros países, siguiendo la teoría del dominó, pudieran plantear alternativas parecidas ante la presión a la que se ven sometidos por la disciplina germana que impone Ángela Merkel y los eurócratas de Bruselas. O lo que es más grave, una cadena de bancarrotas y quiebras que hubiera sido el final de la Unión Europea. Grecia ha votado sí al euro a costa de tremendos sacrificios y ahora espera que Europa le tienda la mano y no la estrangule, porque en ese caso ni Nueva Democracia ni el Pasok tendrían nada que ofrecerle a sus electores en el futuro.
Ya no es momento de seguir lamentándose de si Grecia y otros países de la UE han tenido gobiernos irresponsables que les han llevado a la bancarrota. Si los griegos han firmado su compromiso europeísta en las urnas, la UE debe darles una salida que les permita pagar y vivir. Otra lección aplicable a España es que no gana el que más chilla, sino el que mejor convence. La pelota está ahora en el tejado de la Unión Europea. Es posible que hoy suban los mercados y se relaje la prima de riesgo, pero será una respuesta efímera si en la cumbre del G-20 y en el Consejo de la Unión no se sientan las bases para una nueva Europa y para una convivencia pacífica del euro y el dólar.
Artículo de Jesús F. Briceño publicado en el diario LA GACETA (Madrid) el 18 de junio de 2012
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