Circula por las redes sociales y en tertulias laborales un chiste o acertijo que resume de forma cruda la realidad de nuestro mercado de trabajo. ¿Qué salidas tiene un joven español recién licenciado? Respuesta: tres. Por tierra, mar o aire. Es decir, aquí no hay futuro y hay que labrarse un porvenir fuera. A pesar del fracaso escolar, nuestros jóvenes son la generación mejor preparada de la historia. Además, unen a su formación un plus que no tuvieron sus padres: el conocimiento de idiomas y el lenguaje digital. Sin embargo, están abocados a coleccionar másters inútiles para su integración en el mundo laboral.
Desarrollar una carrera profesional en una empresa se ha convertido en misión imposible, con lo que ello conlleva de plan de vida truncado. Las prejubilaciones han descabezado de cuajo la pirámide laboral natural, echando al pasto de los leones del paro a cientos de miles de trabajadores que han pasado a ser desempleados estructurales. Y en la base, casi un 50 por 100 de jóvenes en edad de trabajar engrosan las cifras del paro apagando velas entre la desesperación y el aburrimiento.
Las previsiones de la OCDE acerca de la evolución del paro en España en los próximos años, ya con mandato de Rajoy, son tremendas. Constatan que, aunque se arregle la economía, el paro subirá al 23 por 100; es decir, que nos aproximaremos a los seis millones de parados que no empezarán a bajar hasta 2015. Los sindicatos, en mayor medida, y también la patronal, siguen enfrascados en defender los derechos de los que aún conservan sus trabajos, pero mantienen una miopía interesada en abordar el problema principal, que es el del crecimiento y la creación de empleo.
Tras los banqueros y los líderes de la UE, Rajoy ha comenzado su ronda de consultas con los líderes de CCOO, UGT y CEOE para exponerles las líneas maestras de su reforma laboral. Será junto con el ajuste del gasto la prioridad del nuevo Gobierno. No hay atajos, o hablamos de crear empleo o nos conformamos con repartir miseria.
*Jesús F. Briceño es periodista
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 4 de diciembre de 2011
0 Comentarios.