La hipocresía es uno de los grandes pecados capitales de la izquierda caviar. Los que vivimos las viejas algaradas de la transición política y los primeros mítines del PSOE de traje de pana y puño en ristre, no podemos más que esbozar una sonrisa ante el camaleón Rubalcaba convertido hoy en azote de la banca. Hasta ahora conocíamos las veleidades nacionalizadoras de Miguel Boyer tras su visita a Moscú en compañía de Felipe González y Alfonso Guerra en 1977, donde se entrevistaron con A. V. Plachurin, vicepresidente del Comité Central del Partido Comunista de la URSS, antes de fichar por la beautiful people, pero lo del candidato Alfredo P. reconvertido en el Paul Krugman español no es de menor calado.
Alfredo P. Rubalcaba es químico y velocista, además de hombre multidisciplinar en lo político, capaz de alternar sus responsabilidades como vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior. Como portavoz ha tenido que lidiar con el GAL, la corrupción y el paro, pero como candidato del PSOE a las próximas elecciones ha dado un paso más allá y, sin duda inspirado en las obras de David Ricardo y Fernando Lasalle, ha descubierto una nueva ley de bronce (o de hierro) de los salarios que pretende aplicar a la banca. El mensaje de este nuevo Robin Hood, jaleado por los desencantados del clan de la zeja, llega parejo al escándalo de la SGAE y tiene como promesa electoral entregar la cabeza de Bautista a los indignados del 15-M.
Fiel al proverbio de que si no puedes vencer únete a ellos, Felipe González y Zapatero han hecho de la banca uno de sus prioritarios objetos de deseo. De casta le viene al galgo, ya que los mejores economistas de izquierda estaban en el Servicio de Estudios del Banco de España y desde allí se trasladaron a Ferraz con armas y bagajes. Los denominados poderes fácticos: la banca, la Iglesia y el Ejército, además de la Justicia y la prensa, siempre fueron una obsesión para los socialistas, ya que controlando unos pocos puntos clave controlaban toda la sociedad. Zapatero ha heredado esta obsesión por el manejo de los hilos del poder y se ha volcado en el control ideológico de la mano de Rubalcaba, que sentó las bases del nuevo sistema educativo a la medida del PSOE y del que ahora recogemos los frutos.
El control de los resortes del poder tuvo uno de sus objetivos prioritarios en el Banco de España, y allí desembarcó Mariano Rubio un 24 de julio de 1984. Después, Luis Ángel Rojo y Miguel Ángel Fernández Ordóñez, con el intervalo de Jaime Caruana. Desde el despacho de la plaza de Cibeles se ha gobernado el sistema financiero español aplicando la teoría del palo y la zanahoria: si colaboras te harás inmensamente rico; si no colaboras eres carne de cañón y reo de prisión. Resulta paradójico que ahora el PSOE cargue contra la banca cuando ha tenido 20 años de poder para modificar el statu quo de reparto de poder económico y ha ejercido durante ese periodo la supervisión del sistema financiero con mano de hierro o guante de seda. El mismo Gobierno que ampara las sicav para los ricos y permite a los bancos financiarse al cero por ciento en el Banco Central Europeo y negar el crédito a familias y empresas, se rasga hoy las vestiduras ante los beneficios de la banca y el sueldo de los banqueros, actitud que ha sido calificada de “soplapollez” por el propio secretario general de UGT, Cándido Méndez.
El PSOE controló la banca pública a través del Banco Exterior, la Caja Postal y, posteriormente, lanzó el asalto a la banca privada. Intervino Banca Catalana, que fue a parar al Banco de Bilbao. Expropió los bancos de Rumasa, beneficiando en la reprivatización a sus amigos; pilotó la fusión del Vizcaya con el Bilbao bajo la batuta de Asiaín y la supervisión de Solchaga; se financió ilegalmente a través de Filesa; urdió la operación de Cartera Central con los Albertos como testaferros del dinero de KIO para expulsar a Alfonso Escámez del Banco Central y colocar a Miguel Boyer, e intervino Banesto para echar del Olimpo económico y político a Mario Conde durante el mandato de Solbes.
La banca ha sido el principal instrumento para llevar a cabo la política económica del Gobierno y también para financiar a los partidos. Incluso desde La Moncloa se han planeado operaciones de acoso y derribo, como la llevada a cabo por Miguel Sebastián para controlar el BBVA para retirar de la circulación a Francisco González. Podemos hablar de Hernández Moltó en la Caja de Castilla-La Mancha y de otros destacados socialistas con sueldos millonarios al frente de las cajas de ahorro que ahora pretende reflotar.
Durante el mandato de Zapatero la banca ha ganado más de 100.000 millones de euros y se ha creado un FROB a su medida. El discurso oficial ha ido evolucionando: de ser los más solventes y un ejemplo para el mundo en las cumbres del G-20, a ser los villanos de la película. Todo en aras de salvar la incompetencia de un Gobierno que negó la crisis y del que Rubalcaba, el hombre que sabe escuchar, hacer y explicar, ha sido su vicepresidente y portavoz.
Artículo publicado por Jesús F. Briceño en la sección «sala vip» de LA GACETA (Madrid), el 25 de julio de 2011.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/opinion/asalto-banca-20110724
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